viernes, 9 de noviembre de 2012

Piedras del camino

No se sí es por la lluvia, que me induce a un estado melancólico y casi nostálgico, o porque acabo de leer el Blog de "El guardián" pero hoy recuerdo que una vez, hace muchos años un amigo me dijo que se notaba que yo era de pueblo porque cuando paseo, doy patadas a las piedras que se cruzan en mi camino. 

Después de tanto tiempo, me detengo solo un instante a pensar sobre ello y decido que sí, que he cambiado Madrid por Ciudad Real, que me quedo con esta ciudad tan pequeña que nadie sabe situar en el mapa, aquella que todos creen que recorrió Don Quijote a lomos de su famélico Rocinante, en la  que quedas con tus amigos en 10 minutos, que recorres de lado a lado en una caminata, que tiene de (casi) todo pero en pequeñito.

Y yo creo que soy de pueblo porque desde muy pequeña me gustaba visitar las granjas a las que me llevaba mi padre ( fue traumático saber que nos habíamos comido el corderito que yo misma elegí), porque me encanta guarrear hasta cuando voy monísima, porque no me importa mancharme, tampoco  me asusta el trabajo duro del campo ( a lo máximo que llego es a ir a coger aceitunas con mi familia), me encantan las migas, me gustan las fogatas o "lumbres" como dicen por aquí, además, se me han pegado ciertos localismos y ya digo con soltura "modorro", "cansino", "arrecio", etc. Y porque doy patadas a las piedras sin advertirlo, aunque tu no sepas que solamente las doy porque estoy nerviosa, porque evito mirar tus ojos que me sonríen pícaros.

Sin embargo, guardo con Madrid una relación como la que tienes con un ex-amante, me gusta mucho verla, todavía la quiero, pero no creo que vuelva a caer en sus garras. Y pese a que allí están mis mejores amigas, mi familia, mis tiendas favoritas, los mejores museos de España (con permiso del Guggenheim), los únicos trabajos que quedan disponibles, las mejores fiestas, los mejores locales, la mejor red de servicios públicos, yo no quiero volver porque a mi me gusta pasear lentamente, observándolo todo para no perder detalle y no quiero caer en la abulia de dejarme llevar a un ritmo frenético del que tu no te sientes responsable (intentad bajar y subir lentamente del metro en Atocha, intentadlo). 

Porque la vida son dos días amigos y uno ya se ha acabado.

PD: Siento la ausencia  de fotos, esto pasa por publicar desde el móvil.


PD: Perdonadme queridas, además, vosotras ya sabéis porque lo digo.